No sé si te ha pasado a ti, si alguna vez entras a un lugar y sientes como que tu fe no encaja, es como que si la presencia de Dios que hay en tu vida molestará a la gente que está a tu alrededor, si me conoces hace tiempo sabrás que soy pastora hace 31 años, pero que a la par en mi ministerio como pastora he mantenido una vida profesional, emprendí por 10 años en la industria de la moda de manera internacional, yo rindo servicios a compañías multinacionales, he participado en medios de comunicación seculares, me muevo en el mundo de la educación secundaria.
Todas estas son esferas donde he podido mantener mi testimonio y he predicado, pero he predicado sin un sermón, he predicado sin citar versos bíblicos y he predicado sin la biblia, en todos esos lugares te puedo decir que no todo el mundo entiende nuestra fe, pero todos pueden verla cuando uno vive la fe con gracia.
Vivimos en un mundo que celebra las cosas ruidosas, celebra lo rápido, celebra lo superficial y a veces nosotros a las mujeres cristianas sentimos que para ser aceptadas tenemos que bajarle el volumen a nuestra fe, yo nunca le he bajado el volumen a mi cristiandad y nunca he ocultado mi llamado y eso mi llamado tiene prioridad, siempre lo ha tenido sobre todo las puertas profesionales que Dios ha puesto para mí.
Que es lo que yo quiero hablarte en este episodio algo que ya he cargado en mi corazón por demasiado tiempo, yo te quiero mostrar cómo mantenerte firme en tu fe sin sonar, cómo una fanática, como influir a las personas a tu alrededor con tu fe, peor sin imponer nada y cómo ser una mujer que inspira respeto no por lo que dice, sino por la manera en que vive, porque si, se puede ser profesional, se puede ser mamá, se puede ser líder, se puede ser esposa y se puede ser creyente en un ambiente secular sin dejar de ser tú misma.
Lo que yo quiero explicarte en el día de hoy te va a ayudar en la manera de como tú caminas en esos espacios donde la fe puede parecer que está fuera de lugar y voy a demostrarte que justamente ahí Dios te envió a brillar con su luz eterna, hoy quiero hablarte como predicar sin hablar y cómo mantener tu fe en esos espacios seculares.
¿Te ha pasado alguna vez cómo mantenerte firme en tu fe sin sonar? ¿Me creerías si te dijera que tú no tienes que explicar tu luz, cuando tu vida ya ilumina? ¿Sabías tú que el secreto no está en esconder la palabra de Dios en tu vida, sino en ajustar la dirección que Dios tiene en tu vida? ¿Sabías tú que el respeto se gana con excelencia, no se gana nunca con imposición? ¿Te has preguntado por qué, el cristianismo no se impone por fuerza, sino que se admira por los frutos?
¿Te has preguntado si tienes la capacidad de responder con toda seguridad estas preguntas? Me gustaría leer tus respuestas a estas preguntas, en la caja de comentario.
Terminando con lo anterior, continuemos nuestra lectura.
¿CÓMO MANTENERTE FIRME EN TU FE SIN SONAR?
Como tú puedes predicar sin hablar.
1. Lo primero que tienes que entender es que tu fe no es un secreto, pero tampoco es un megáfono es que hay un error común es que muchas mujeres comenten y no se dan cuenta, creer que para que tu fe tenga un impacto tienen que hablar de ella todo el tiempo y la verdad es que la fe o se demuestra solamente con nuestras palabras.
Nuestra fe se respira, se nota se siente en el ambiente, piensa conmigo por un momento, tú no tienes que explicar tu luz, cuando tu vida ya ilumina, una vez alguien me dijo, Omayra en mi trabajo no me dejan hablar de Dios, yo respondí perfecto, pero ora nates de entrar a tu trabajo, sonríe con toda la gente de tu trabajo, específicamente con esos que se quejan de todo y ayuda cuando nadie te lo pida y asegúrate de tu no participar de ningún chisme en tu oficina.
Créeme en menos de una semana te va a preguntar, que tienes que ser diferente, sabes por qué, porque la fe auténtica siempre termina generando curiosidad, Jesús mismo modeló esto para nosotras, Marcos 7:37 después de sanar a un hombre sordo mudo, la gente empezó, bien ha hecho todo, hace oír a los sordos y hablar a los mudos, no dijeron bien lo ha predicado, sino que dijeron bien lo ha hecho.
La reputación de Jesús no nació solamente de lo que él decía, sus palabras impresionaban, sino que nació de lo que él hace, su coherencia era su mensaje y eso es lo que te toca a ti hace también, tú no tienes que estar gritándolo los versos bíblicos, no tienes que estar gritando, que necesitan a Dios, todo el mundo necesita a Dios, la palabra es la herramienta más grande e importante que tenemos en nuestra vida, peor no necesitas gritar tu fe para que el cielo te escuche, tampoco tienes que esconderla par que la tierra te acepte.
El secreto no está en esconder la palabra de Dios en tu vida, sino en ajustar la dirección que Dios tiene la palabra de Dios en tu vida, una lámpara que está apuntada al rostro pone ciega a cualquiera, pero una lámpara bien colgada guía el camino, sabes que produce más impacto que un argumento un espíritu pacífico en medio de cualquier caos, esa compañera que siempre te altera y te pone los nervios de punta.
Ese jefe que te provoca, ese grupo que se burla de ti no necesitan sermones, necesitan testimonio, necesitan que tú seas testigo de la palabra de Dios, y un testigo es alguien que vive lo que cree, tu silencio puede tener más poder que mil predicaciones, que mil sermones, que predicar mil versículos bíblicos, cuando está lleno de paz y cuando no está lleno de miedo.
Si lo piensas bien cuando vives tu fe con naturalidad sin frezarla, sin esconderla, es algo que cambia todos los ambientes, la gente siempre va a saber nombrarlo, pero lo percibe, en esa calma tuya donde todo se desordena, esa integridad cuando nadie te está mirando, esa sonrisa que no se borra, aunque el día haya sido largo y tremendo.
Tú no te imaginas como tu vida puede hablar, tu comportamiento habla al Dios que tú le crees, no pienses a un Jesús gritando en la oficina, sino que piensa en un Jesús que transformaba las atmósferas simplemente con la presencia y tú tienes ese mismo espíritu en ti, así que la próxima vez que sientas a la presión de mostrar tu fe en algún lado, recuerda que no tienes que anunciar que brillas, solo mantente encendida siempre.
2. El respeto se gana con excelencia no se gana nunca con imposición, a veces pensamos que para el mundo respete nuestra fe, tenemos que defenderla, claro todos los cristianos debemos tener suficiente contexto en nuestra vida como en una conversación, en un café, en una mesa, si alguien tiene una pregunta acerca de nuestra fe nosotros podamos defenderla, pero la verdad es que el respeto no se exige, el respeto se inspira, la mejor forma de inspirarlo no es con argumentos, sino con excelencia.
El cristianismo no se impone por fuerza, se admira por los frutos Daniel entendió esto en carne propia cuando fue llevado cautivo a Babilonia, un lugar donde nadie creía como es, donde el nombre de Dios se burlaba la gente de Dios de la plaza, sin embargo, su fe no lo aisló, su fe lo ascendió, cuando buscas Daniel 6:3 “Pero Daniel mismo era superior a estos sátrapas y gobernadores, porque había en él un espíritu superior; y el rey pensó ponerlo sobre todo el reino”
Quiero que te concentres en esa frase que dice Espíritu superior, no se refería por arrogancia, se refería a excelencia, hay una diferencia entre arrogancia y la excelencia, Daniel trabajaba para Dios y eso lo distinguía, mira qué poderoso, Daniel no necesitaba predicar en el palacio para cambiar la atmosfera, basto con hacerlo con toda su integridad y con toda su sabiduría, la fe no se trata de decir yo soy diferente, se trata vivir que los demás quieran saber por qué eres diferente.
Aquí te iré algo que mucha gente entiende, hay creyente que oran bien fuerte, pero trabajan bien flojo, hay creyente que en su vida no reflejan al Dios al que le sirven, hay creyente que conocen cuanto verso bíblico hay en la biblia, pero no viven ninguno de ellos, nada de eso refleja el reino, tú no puedes hablar de un Dios excelente y vivir de una manera mediocre, no puedes decir él me da propósito y llegar tarde todos los días a tu trabajo o ser el primero en irte, no extenderle la mano de misericordia a nadie en tu trabajo.
El respeto del mundo no se gana con versículos memorizados, se gana con una vida responsable, cuando haces tu trabajo con amor, cuando tú eres puntual, eres honesta, eres constante, amable estás predicando sin abrir tu boca porque la excelencia tiene sonido propio, la gente escucha a través de tus acciones, lo que tú dices lo que tú crees y esos es algo que muchas mujeres necesitamos recordar, tu espiritualidad no se mide por cuantas reuniones vas, sino como haces lo que te toca hacer cada día.
Cuando tus laves un plato, cuando tú atiendas a un cliente, cuando te dirijas aún equipo, cuando estés hablando a otras personas hazlo como si lo estuvieras haciendo para con Dios eso es adoración, el favor de Dios se activa cuando hay excelencia, no donde hay excusas y es aquí donde quiero decirte algo donde va a cambiar la manera que tú te mueves en todos los entornos que no son necesariamente cristianos.
Cada vez que sientas que nadie valora tu esfuerzo, cada vez que sientas que tu fe es invisible, en medio de cualquier contexto secular, recuerda que hay un ojo que, si te ve y ese ojo pesa más que cualquier aplauso humano, Daniel no buscó posiciones, Daniel busco excelencia y la
excelencia lo posiciono, lo mismo va a pasar contigo, si siembras constancia vas a recoger influencia, si cultivas excelencia va a cosechar respeto, pero cuando haces las cosas con un espíritu diferente, tarde o temprano alguien lo va a ver, así que la próxima vez que esté en un ambiente difícil, en un ambiente pesado, en un ambiente que habla mal de los cristianos, simplemente haz todo lo que haces mejor que el día anterior, deja que el fruto hable por ti.
3. Tu vida es la predicación más poderosa, yo sé que esto, tú lo has pensado anteriormente, pero la gente no lee la biblia, la gente te lee a ti. Muchas veces tú eres la única versión del evangelio, que muchas personas van a conocer, por eso tu vida predica, aunque tú no digas ni una sola palabra.
Ese es el contexto de este video que tenía en mi corazón para ustedes en el día de hoy, no necesitas un pulpito para ser una voz, tu manera de vivir ya predica algo todos solos días de tu vida, piénsalo, tus reacciones hablan, tus decisiones hablan, tu forma de tratar a las demás personas también habla y lo más impactante es que la gente no siempre recuerda lo que dijiste, pero no los olvida como tú los hiciste sentir.
Esta es tu predicación más fuerte, Jesús lo resumió con una simple instrucción que dio en el libro de Mateo, cuando vas a Mateo 5:16 “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”
Mira bien, él no dijo para que escuchen sus palabras, él no dijo para que citen todos los versos que conozcan de la biblia, no para que vean tus obras. Tú no oyes, tu luz, tu predicación se ve y, cuando tu luz es auténtica, no apunta a ti. ¿Sabes a quién apunta al padre que está en los cielos?
Quiero que por un minuto pienses que tú puedes tener una vida espiritual intensa, pero también puedes tener una actitud que opaques esa vida espiritual, porque no hay más nada que contradiga más que el mensaje de amor de nuestro señor Jesucristo que una creyente amargada, criticona y difícil de tratar, no puedes predicar esperanza que ni siquiera puede mostrar el gozo del señor.
Tú no puedes hablar de gracia, mientras señala con juicio a todo el mundo, el carácter que proyectas es lo que fortalece tu mensaje o simplemente cancelas tu testimonio, cuando tu fe se vuelve cotidiana, cuando se nota en lo simple es como tu manejas el estrés, como tratas el conflicto, como tratas a las personas que están a tu alrededor, es ahí donde tu fe brilla y donde tú puedes predicar sin palabras.
Dios nunca ha pedido que seamos perfectas, Dios te pide que seas coherente, y esa coherencia se vuelve una predicación viva, es lo que hace que alguien sin entender mucho de la biblia diga tú tienes algo diferente, tú sabes que es lo que ven, ven a cristo reflejándose en ti, el testimonio no es la historia que tú cuentas, es la historia que otros pueden leer en ti, y cuando tú entiendes eso tú dejas de intentar convencer y comienzas a encarnar.
Ya no hablas tanto de lo que crees, simplemente vives lo que crees, ya no tratas de probar tu fe, simplemente disfrutas tu fe, ya no se trata de que créeme aquí, estoy, quiero que vean, NO, no necesitas gritarle a nadie tu fe, tu fe debe de ser visible.
Si alguna vez te preguntas si tu fe tiene impacto en medio de un ambiente que no cree, recuerda esto: no necesitas que todos estén de acuerdo contigo para ser una influencia, solo necesitas permanecer fiel a lo que tú crees e incluso cuando nadie más lo esté haciendo.
Tu fe no es una pancarta, tu fe es una atmosfera y cuando caminas con Dios esta atmósfera te precede, donde tú llega todo cambia, aun cuando tú no hables, aun cuando tú no prediques, aun cuando nadie te entienda, porque cuando tu vida predica el espíritu santo traduce créeme él sabe hablar todos los idiomas e incluso ese idioma que entiende los corazones endurecidos.
La verdadera fe no hace ruido, no grita versos, no aburre con sermones; la verdadera fe hace que se sienta una diferencia donde quieras que tú estés.
Cuando una mujer entiende esto, deja de defender la presencia de Dios en su vida y empieza vivir como que Dios está con ella todos los días en todo momento, y con esto cambias todo lo que tocas, no importa si tu entorno no cree como tú, tú no necesitas adaptarte a nadie para pertenecer, y nunca puedes esconder tu fe para poder encajar, si tú eres enviada no tienes por qué estar perdida, Dios te plantó ahí donde tú estás en esa oficina, en esa empresa, en esa escuela, en ese grupo para su presencia tenga rostro y voz a través de ti.
Hoy simplemente créelo, simplemente intégralo, no como una tarea, sino como una forma natural de vivir, ora antes de entrar a trabajar, sonríe cuando otros se estén quejando, responde con calma, con amor, donde otros reaccionan de una manera diferente, vive diligentemente, vive con orden, sé responsable esa es tu forma de mostrar que predicar el evangelio. La luz no pide permiso para alumbrar, simplemente necesitas permanecer encendida.
Si este episodio te ha recordado que tu fe tiene más poder de lo que tú imaginas compártelo con otras mujeres que sean como tú, que están prendiendo a ser sal y luz en medio del mundo cotidiano, también quiero invitarte a que le des like, que me dejes u comentario, cuéntame en qué lugar Dios te ha puesto a predicar sin hablar, me encantaría leerte y orar por ti en esta semana.
Recuerda que toda mujer que crece en fe trasforma su mundo ya está brillando y ya estás predicando más de lo que tú crees
Por último, me gustaría agradecer a todas esas mujeres, que decidieron invertir un par de minutos de su vida leyendo.